Identificación, orden e interpretación de ideas, datos conceptos explícitos e implícitos.
La comprensión lectora es un proceso de interacción entre el sujeto lector y un texto al que se le elabora un significado. El objetivo de todo lector consiste en identificar cuáles son las ideas principales y los conceptos claves del texto. Sin embargo, en esta dinámica juega un papel muy importante el contexto y el conjunto de conocimientos previos que posee el lector.
No se trata de, únicamente, comprender las letras y las palabras vertidas en el texto. De lo anterior deriva la diferencia entre leer y comprender. Es posible y seguramente probable que seamos capaces de leer cualquier texto, pero no que siempre contemos con las habilidades para interpretarlo cabalmente. Recuerda que el objetivo consiste, al final, en poder decir de qué trata la lectura. Para eso hay que considerar fenómenos que pueden ser extratextuales, como el contexto y la cultura de cada individuo, además de las formas de expresión oral y escrita, que pueden variar de un lugar a otro.
En una lectura, las ideas se distinguen en dos grupos marcadamente definidos. Están las ideas principales y las secundarias. Identificar las ideas principales no debería resultar complicado considerando que, sin ella, el texto no se entendería. La idea principal es la que resume, en una o varias frases, la explicación en torno al tema del que versa el texto; por tanto, es la que mayor carga informativa posee y la que mayores conexiones lógicas entre ideas genera. Por su parte, las ideas secundarias sirven para reafirmar, a través de repeticiones o ejemplos, la idea principal. Si se eliminan las ideas secundarias el texto todavía puede entenderse correctamente. Las ideas secundarias, en ese sentido, refuerzan a la idea central.
Dependiendo de la intención y el efecto que el texto busque provocar, la idea principal puede manifestarse desde las primeras líneas. Eso sería lo más común en textos científicos. Sin embargo, no es necesario. Hay que considerar que en el fondo la creatividad y la elocuencia del autor también juegan un papel importante. Lo que sí es que la conjugación de ideas secundarias debe ir develando y reafirmando los puntos importantes de la idea principal, misma que es de suma importancia reafirmar en las conclusiones del escrito.
No obstante, también es posible clasificar los hechos que leemos en un texto. Estos pueden ser explícitos o implícitos. Encontrarlos depende de nuestra habilidad de inferencia y comprensión, si bien es cierto que, dependiendo del tipo de hecho, unos son más fáciles de detectar que otros.
Los hechos explícitos son aquellos que, como su nombre lo indica, están a la vista, están expuestos en el texto y uno puede constatar su existencia. Quiere decir que no es necesario dudar de ellos porque no contienen ambigüedades. Por ejemplo: “»En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor». En este fragmento inicial de la obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, nos queda claro que el Quijote vivía en un lugar de la Mancha. El mensaje está explícitamente expuesto en el texto, por lo que no hay necesidad de debatir si don Quijote vivía o no en un lugar de la Mancha,
Por su parte, los hechos implícitos son aquéllos en los que la información se encuentra presente pero solo de forma parcial o incompleta, por lo que nos correspondo a nosotros como lectores “leer entre líneas” o inferir el resto de la información. Recuerda que el proceso de inferencia se lleva a cabo de forma lógica, partiendo de premisas para, finalmente, llegar a conclusiones. Por ejemplo:
Las universidades públicas aplican exámenes de admisión.
El IPN es una universidad pública.
Por tanto, el IPN aplica exámenes de admisión.
Lo que hicimos en el anterior silogismo fue generar una conclusión con base a las ideas o datos informativos con los que ya contábamos, es decir, con el contenido de los dos primeros puntos generamos la conclusión que aparece en el tercero. A ese proceso es a lo que se llama inferir. Un ejemplo en un texto literario es el siguiente:
Ana se sentía verdaderamente agotada. El día había sido largo y exhaustivo en muchos sentidos. Con el ánimo de no estresarse más, se dispuso a llenar la tina de agua caliente, sales y especias que le habían traído de Oriente, y finalmente encendió un par de velas rechonchas en el alfeizar de la ventana que tenía tras de sí. Absorta en su propia sombra, se hundió en la tina y dejo que el calor del agua la abrasara hasta quedarse dormida.
En el fragmento anterior podemos llegar a suponer, debido a los datos ofrecidos por el autor, que es de noche. “El día había sido largo y exhaustivo […]” se nos dice al principio de la narración. El hecho de que las velas, en la base de la ventana, reflejen la sombra de Ana en la habitación, nos da a entender que afuera está oscuro, aunque no se nos diga explícitamente. En el fondo, la información se encuentra ahí, aunque nosotros tengamos que hacer un esfuerzo extra para conseguirla. A esto se le llama hecho implícito.
Organización textual.
Los textos tienden a dividirse en tres momentos distintos que ayudan a darle forma y coherencia al escrito. Dependiendo de su intención comunicativa, un texto se dividirá en introducción, desarrollo y conclusiones si se trata de un escrito de tipo argumentativo demostrativo; si se trata de un texto literario es probable que éste se halle formado de la siguiente manera: introducción, nudo, clímax y desenlace.
Introducción: aquí se presenta el tema que se abordará en el texto, los planteamientos del problema, puntos principales y las posibles hipótesis.
Desarrollo: parte del texto en el cual se expone y se explica, de manera clara y ordenada, la mayor parte de la información relativa al tema.
Conclusión: síntesis de la información presentada donde se destacan los aspectos más relevantes del tema.
En el caso de los textos narrativos:
Introducción: aquí se presenta a los personajes, sus características y algunas de sus motivaciones.
Nudo: es la parte en la que se presenta el problema de la historia, es decir, el conflicto al que se van a enfrentar los personajes y la forma en que sus motivaciones se irán desarrollando.
Clímax: en este punto el conflicto llega a su punto álgido, aquel en el que la tensión acumulada por los problemas estalla. Hay que mencionar que en ocasiones el clímax se presenta en el momento del desenlace, pero no siempre es así.
Desenlace: si el clímax no se presenta en este punto, entonces esta es la parte en la que se aprecian las consecuencias que el clímax ha provocado. Aquí finaliza la narración.
Identificación, orden e interpretación de ideas, datos conceptos explícitos e implícitos.
La comprensión lectora es un proceso de interacción entre el sujeto lector y un texto al que se le elabora un significado. El objetivo de todo lector consiste en identificar cuáles son las ideas principales y los conceptos claves del texto. Sin embargo, en esta dinámica juega un papel muy importante el contexto y el conjunto de conocimientos previos que posee el lector.
No se trata de, únicamente, comprender las letras y las palabras vertidas en el texto. De lo anterior deriva la diferencia entre leer y comprender. Es posible y seguramente probable que seamos capaces de leer cualquier texto, pero no que siempre contemos con las habilidades para interpretarlo cabalmente. Recuerda que el objetivo consiste, al final, en poder decir de qué trata la lectura. Para eso hay que considerar fenómenos que pueden ser extratextuales, como el contexto y la cultura de cada individuo, además de las formas de expresión oral y escrita, que pueden variar de un lugar a otro.
En una lectura, las ideas se distinguen en dos grupos marcadamente definidos. Están las ideas principales y las secundarias. Identificar las ideas principales no debería resultar complicado considerando que, sin ella, el texto no se entendería. La idea principal es la que resume, en una o varias frases, la explicación en torno al tema del que versa el texto; por tanto, es la que mayor carga informativa posee y la que mayores conexiones lógicas entre ideas genera. Por su parte, las ideas secundarias sirven para reafirmar, a través de repeticiones o ejemplos, la idea principal. Si se eliminan las ideas secundarias el texto todavía puede entenderse correctamente. Las ideas secundarias, en ese sentido, refuerzan a la idea central.
Dependiendo de la intención y el efecto que el texto busque provocar, la idea principal puede manifestarse desde las primeras líneas. Eso sería lo más común en textos científicos. Sin embargo, no es necesario. Hay que considerar que en el fondo la creatividad y la elocuencia del autor también juegan un papel importante. Lo que sí es que la conjugación de ideas secundarias debe ir develando y reafirmando los puntos importantes de la idea principal, misma que es de suma importancia reafirmar en las conclusiones del escrito.
No obstante, también es posible clasificar los hechos que leemos en un texto. Estos pueden ser explícitos o implícitos. Encontrarlos depende de nuestra habilidad de inferencia y comprensión, si bien es cierto que, dependiendo del tipo de hecho, unos son más fáciles de detectar que otros.
Los hechos explícitos son aquellos que, como su nombre lo indica, están a la vista, están expuestos en el texto y uno puede constatar su existencia. Quiere decir que no es necesario dudar de ellos porque no contienen ambigüedades. Por ejemplo: “»En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor». En este fragmento inicial de la obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, nos queda claro que el Quijote vivía en un lugar de la Mancha. El mensaje está explícitamente expuesto en el texto, por lo que no hay necesidad de debatir si don Quijote vivía o no en un lugar de la Mancha,
Por su parte, los hechos implícitos son aquéllos en los que la información se encuentra presente pero solo de forma parcial o incompleta, por lo que nos correspondo a nosotros como lectores “leer entre líneas” o inferir el resto de la información. Recuerda que el proceso de inferencia se lleva a cabo de forma lógica, partiendo de premisas para, finalmente, llegar a conclusiones. Por ejemplo:
Las universidades públicas aplican exámenes de admisión.
El IPN es una universidad pública.
Por tanto, el IPN aplica exámenes de admisión.
Lo que hicimos en el anterior silogismo fue generar una conclusión con base a las ideas o datos informativos con los que ya contábamos, es decir, con el contenido de los dos primeros puntos generamos la conclusión que aparece en el tercero. A ese proceso es a lo que se llama inferir. Un ejemplo en un texto literario es el siguiente:
Ana se sentía verdaderamente agotada. El día había sido largo y exhaustivo en muchos sentidos. Con el ánimo de no estresarse más, se dispuso a llenar la tina de agua caliente, sales y especias que le habían traído de Oriente, y finalmente encendió un par de velas rechonchas en el alfeizar de la ventana que tenía tras de sí. Absorta en su propia sombra, se hundió en la tina y dejo que el calor del agua la abrasara hasta quedarse dormida.
En el fragmento anterior podemos llegar a suponer, debido a los datos ofrecidos por el autor, que es de noche. “El día había sido largo y exhaustivo […]” se nos dice al principio de la narración. El hecho de que las velas, en la base de la ventana, reflejen la sombra de Ana en la habitación, nos da a entender que afuera está oscuro, aunque no se nos diga explícitamente. En el fondo, la información se encuentra ahí, aunque nosotros tengamos que hacer un esfuerzo extra para conseguirla. A esto se le llama hecho implícito.
Organización textual.
Los textos tienden a dividirse en tres momentos distintos que ayudan a darle forma y coherencia al escrito. Dependiendo de su intención comunicativa, un texto se dividirá en introducción, desarrollo y conclusiones si se trata de un escrito de tipo argumentativo demostrativo; si se trata de un texto literario es probable que éste se halle formado de la siguiente manera: introducción, nudo, clímax y desenlace.
Introducción: aquí se presenta el tema que se abordará en el texto, los planteamientos del problema, puntos principales y las posibles hipótesis.
Desarrollo: parte del texto en el cual se expone y se explica, de manera clara y ordenada, la mayor parte de la información relativa al tema.
Conclusión: síntesis de la información presentada donde se destacan los aspectos más relevantes del tema.
En el caso de los textos narrativos:
Introducción: aquí se presenta a los personajes, sus características y algunas de sus motivaciones.
Nudo: es la parte en la que se presenta el problema de la historia, es decir, el conflicto al que se van a enfrentar los personajes y la forma en que sus motivaciones se irán desarrollando.
Clímax: en este punto el conflicto llega a su punto álgido, aquel en el que la tensión acumulada por los problemas estalla. Hay que mencionar que en ocasiones el clímax se presenta en el momento del desenlace, pero no siempre es así.
Desenlace: si el clímax no se presenta en este punto, entonces esta es la parte en la que se aprecian las consecuencias que el clímax ha provocado. Aquí finaliza la narración.